martes, 3 de febrero de 2009

Ciencia y Tecnología

La confianza ciega a prueba

Detectives del estado de Connecticut, Estados Unidos, tienen esperanza de que una nueva técnica forense desarrollada en el Reino Unido les ayude a solucionar el caso de un homicidio ocurrido hace once años.

Louis La Fontaine -conocido como Pete- fue asesinado a balazos mientras dormía, en su hogar en Bristol, Connecticut, en 1998.

No había motivos obvios y la única evidencia dejada en la escena del crimen fue un puñado de cartuchos usados.

Los investigadores recurrieron, en vano, a las técnicas que se usan desde hace cerca de un siglo para buscar huellas dactilares.

Un problema es que las huellas se pueden limpiar y borrar. Además, si hay huellas en una bala, con frecuencia se destruyen cuando se le dispara.

Huellas en metales

Ahora los detectives han cruzado el Atlántico para visitar a John Bond, un científico que trabaja para la policía en Northamptonshire, Inglaterra.

Bond desarrolló un nuevo proceso para recuperar huellas digitales en metales.

En el sótano de su casa instaló una máquina que es la única de su tipo en el mundo, con la que busca cambios químicos en el metal que no se hayan deteriorado con el tiempo.

Con ese objetivo, le da a la muestra una carga de 2.500 voltios y después vierte sobre ella abalorios minúsculos, cubiertos de un polvo negro.

Los abalorios se pegan al metal donde la sal en el sudor de los dedos haya causado rastros de corrosión, lo que permite obtener un nuevo tipo de impresión dactilar.

Nuevas tecnologías

Los detectives de Connecticut podrían tener suerte porque los ensayos iniciales han mostrado dos huellas en buen estado en un cartucho.

El Dr. Bond dice que la policía de Estados Unidos parece más dispuesta que otras a adoptar nuevas tecnologías.

Si gracias a su máquina se encuentra al culpable de este caso y se le condena, es muy probable que más investigadores quieran visitar el sótano de su casa. (BBC Mundo)

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