viernes, 13 de febrero de 2009

Filosofía

¿Cómo mueren los filósofos? (Última parte)

La enfermedad de Kant
Kant murió de una enfermedad estomacal. ¿Qué nos dice eso acerca de "La crítica de la razón pura"? Al parecer, sus últimas palabras después de que su discípulo le diera un poco de agua mezclada con vino fueron, "Sufficit," ("Suficiente"). ¿Pero Kant estaba diciendo que había vivido lo suficiente como para refinar sus teorías sobre metafísica y epistemología? ¿O simplemente estaba diciendo que no quería más agua?

Algunos filósofos a los que cita Critchley tal vez nunca existieron. "No permitamos que la mera no existencia de Pitágoras nos desaliente, pues las historias que la rodean son tan fascinantes", sugiere en cierto punto, antes de contarnos la leyenda de que Pitágoras murió por haberse rehusado a atravesar un campo de porotos para huir de sus enemigos.

El propio Critchley señala que hay filósofos en el libro cuyas muertes no describe o cuyas últimas palabras se desconocen. Hay también partes en las que no hace ningún intento por conectar la muerte del filósofo con sus ideas. No importa. Muchos hechos y palabras atribuidos a filósofos son apócrifos o fueron recopilados póstumamente por sus discípulos. Es una larga tradición. La escritura filosófica es esencialmente metafórica.

El libro es sencillamente entretenido de leer. Se aprende mucho, incluso la forma en que el sabio señor Critchley piensa en que va a ser su propia muerte. "Salgo de escena perseguido por un oso", es su predicción. (Por Dinitia Smith - The New York Times)


Nota del autor: ¿Quién es Simon Critchley? Simon Critchley nació en Hertfordshire, Inglaterra, en 1960. Participó en cierto número de bandas punk a fines de los años setenta. Intentó ser poeta algún tiempo después y también un activista político radical. De forma accidental terminó en la universidad a los 22 años y decidió quedarse allí, encontrando su vocación en la enseñanza de la filosofía, aunque todavía mantiene su pasión por la música, la poesía y la política.Estudió en las universidades de Essex y Niza (Francia). Actualmente es profesor en la Universidad de Essex (Inglaterra) y en la New School for Social Research (Nueva York). Es autor de nueve libros, entre ellos otro traducido al castellano, "Muy poco, casi nada: muerte, filosofía y literatura" (Editorial Marbot, 2007). En mayo del año pasado, Critchley participó en el Festival Internacional de Acción Artística Sostenible, en Murcia, donde mantuvo un encendido debate con Slavoj Zizek.

jueves, 12 de febrero de 2009

Filosofía

¿Cómo mueren los filósofos? (Segunda parte)

Como prometemos, hoy tenemos la segunda parte del comentario del "Libro de los filósofos muertos", de Simon Critchley, por The New York Times, reproducida aquí en nuestro blog. Mañana publicaremos la última parte.

¿Un libro liviano?

A primera vista, este es un libro liviano. Critchley figura como filósofo jefe de la Sociedad Necronáutica Internacional, un grupo de vanguardia cuya página web (necronauts.org) dice que su principio fundamental es la "inautenticidad" y su propósito es la dedicación al estudio de la muerte, un "espacio del que pretendemos hacer un mapa, colonizar y finalmente habitar".

Pero Critchley tiene un lado serio y es el autor de obras doctas como "Infinitely Demanding: Ethics of Commitment, Politics of Resistance", "The Ethics of Deconstruction" y "Ethics-Politics-Subjectivity." Se siente cómodo jugando en los ámbitos de la intencionalidad, la intuición categórica y el concepto fenomenológico del "a priori". "El libro de los filósofos muertos" contiene una bibliografía erudita de 13 páginas.

En la seria opinión de Critchley, la filosofía occidental erradamente ha sido concebida como principalmente procedente de los griegos. No es cierto, dice y señala que sus orígenes están en los árabes, persas, chinos, indios y otros. La filosofía, afirma, ha abandonado su propósito original que es darnos sabiduría y ayudarnos a alcanzar la felicidad. El desarrollo de la filosofía, escribe, ha sido un proceso de "moverse hacia Occidente" o de "moverse hacia lo mejor" ( un juego de palabras entre "westering" y "bestering").

La filosofía ha intentado imitar a la ciencia en su constante búsqueda de la perfección de las ideas y de la verdad absoluta y poco a poco se ha ido abstrayendo de las preocupaciones de la vida cotidiana, dejándonos paralizados por el "terror a la aniquilación". Para calmarnos, dice Critchley, en la actualidad hay miles de sofismas en venta, remedios del "New Age", libros de autoayuda y la "insensata acumulación de dinero y posesiones".

Hasta acá, todo muy cierto. Pero nosotros, amateurs, ¿nos atreveremos a poner en duda el principio organizador de Critchley según el cual podemos encontrar esa sabiduría que nos falta en las muertes de los filósofos? (Por Dinitia Smith - The New York Times)

miércoles, 11 de febrero de 2009

Filosofía

¿Cómo mueren los filósofos? (Primera parte)

Esta semana aparecerá en nuestras librerías "El libro de los filósofos muertos", de Simon Critchley. La amena obra, que recorre la forma de morir de 190 pensadores, acaba de ser comentada por The New York Times, reproducida aquí en nuestro blog, dividida en tres partes. Vale la pena leer el artículo que comienza hoy y va hasta el viernes.

Heráclito -quien creía que todo estaba en un estado de flujo- murió, de acuerdo a un relato, ahogado en un montón de bosta de vaca. El filósofo Francis Bacon, aquel gran defensor del método empírico, murió de su propia filosofía: en un intento por observar los efectos de la refrigeración, en un día helado rellenó a una gallina con nieve y se enfermó de pulmonía.

Un filósofo muere del mismo modo en el que ha vivido y creído. Y podemos entender su pensamiento por su manera de morir, o al menos eso pareciera decir el filósofo Simon Critchley en su libro, descaradamente titulado "El libro de los filósofos muertos" (Taurus Ediciones, 2008).

Critchley tomó su tesis del axioma de Cicerón: "Filosofar es aprender a morir", es decir, para comprender el sentido de la vida, el filósofo debe intentar comprender la muerte y su significado, o posiblemente su falta de significado. Y para Critchley, uno no puede separar el espíritu de la filosofía del cuerpo del filósofo. En sus propias palabras, "Uno puede abordar la historia de la filosofía como una historia de filósofos que proviene de ejemplos recordados, a menudo nobles y virtuosos, pero a veces abyectos y cómicos". Agrega, "El modo de morir de los filósofos los hace más humanos y demuestra que, a pesar del elevado alcance de su intelecto, tienen que jugar con las cartas que les reparte la vida al igual que al resto de nosotros".

Por consiguiente, Critchley, decano de filosofía del New School for Social Research, ha escrito un libro compuesto de anécdotas cómicas y maravillosas sobre las muertes de alrededor de 190 filósofos, desde antiguos hasta modernos. No se sientan intimidados por esa cantidad de siglos. Y tampoco tienen que leerse el libro de un tirón, aconseja Critchley. Pueden entrar y salir "a piacere". A través de las páginas del libro se pueden recorrer las muertes de Diógenes, quien despreciaba los placeres carnales y de quien se dice que se suicidó reteniendo su respiración y de Julien Offray de La Mettrie, ateo y hedonista, quien murió después de haber comido grandes cantidades de paté con trufas.

Feliz cumpleaños

Ludwig Wittgenstein, quien consideraba que la vida y la muerte formaban parte de la misma intemporalidad, murió el día después de su cumpleaños. Un amigo le había regalado una frazada eléctrica. "¡Que cumplas muchos más!," le dijo el amigo. "No cumpliré más", le habría contestado Wittgenstein supuestamente.

Critchley cuenta que Voltaire, después de décadas de haber hablado pestes de la Iglesia Católica, anunció en su lecho de muerte que quería morir como católico. Pero el párroco, escandalizado, le preguntaba una y otra vez: "¿Cree en la divinidad de Cristo?" Voltaire le rogó, "En nombre de Dios, Monsieur, no me hable más de ese hombre y déjeme morir en paz".

Hegel, quien, al igual que muchos filósofos, según Critchley, consideraba que la filosofía era una abstracción, gemía, mientras moría de cólera: "Sólo un hombre me comprendió... y él tampoco me comprendió". (Por Dinitia Smith - The New York Times)

lunes, 9 de febrero de 2009

Universo Universitario

Dueño de pata hedionda va a la universidad

Un estudiante universitario ganó el derecho de asistir a clases a pesar de que compañeros y profesores no lo dejaban entrar por su insoportable olor a pata.

Teunis Tenbrook, estudiante de filosofía de la Universidad Erasmo en Rotterdam, llevó adelante una batalla legal de diez años que le ganó el derecho de asistir a clases. Según la corte, tener pies pestilentes no es una razón válida para prohibirle los estudios.

Para los compañeros y profesores es imposible estudiar con la peste que emana de sus patas. El juez consideró en cambio que "profesores y otros estudiantes deberán taparse la nariz y tolerarlo".

Tenbrook explicó que al no poder atender a clases decidió estudiar por su cuenta en la soberbia biblioteca de esa universidad holandesa.

"¡Y entonces también me echaron de la biblioteca!", remató. (Noticias Locas)

domingo, 8 de febrero de 2009

Condorito: Coche nuevo

Para leer mejor, pulsa en la historieta. Sí quieres ver más chistes, pulsa aquí.

miércoles, 4 de febrero de 2009

Inmigración X Estados Unidos


Arrancó la "Marcha Migrante"


Varias organizaciones pro inmigrantes de Estados Unidos se lanzaron este lunes a una travesía que los llevará a cruzar todo el país para recordarle al presidente Barack Obama su promesa de impulsar una pronta reforma migratoria.

La "IV Marcha Migrante" partió este año a unos pocos kilómetros del lugar donde la valla fronteriza se pierde en el Océano Pacífico, dejando a un lado la ciudad de Tijuana, en México, y al otro a San Ysidro, en Estados Unidos.

Durante dos semanas, un puñado de activistas cruzará el país por los estados del Sur hasta Florida y luego subirá por la Costa Este hasta Washington, la capital estadounidense.
En el trayecto realizarán actos, reuniones, vigilias y manifestaciones junto con organizaciones locales en las ciudades más importantes que les quedan de camino.

La partida, como en las otras tres ediciones anteriores, coincidió con el aniversario del tratado de Guadalupe-Hidalgo, por el cual México cedió a Estados Unidos gran parte de su territorio.

Lista de reclamos

Para Enrique Morones, líder de los Ángeles de la Frontera, la organización más visible tras la iniciativa, esta vez el objetivo es "recordarle al presidente Obama que tiene que cumplir sus promesas a los hispanos que lo ayudaron a llegar a donde está".

El reclamo más inmediato es que ponga fin a las redadas y las deportaciones contra trabajadores indocumentados y detenga la construcción del muro fronterizo.

"El presidente debiera hacerlo mediante una resolución ejecutiva similar a la utilizada para ordenar el cierre del centro de detención de Guantánamo", señaló Morones a BBC Mundo.

Pero las organizaciones también aspiran a que en los dos primeros años del nuevo gobierno se alcance una reforma migratoria "integral y humana".

Según los activistas, cualquier cambio debería al menos contemplar un camino formal para aquellos inmigrantes que quieren venir al país a trabajar y la posibilidad de acceso a la ciudadanía para quienes ya están en Estados Unidos sin residencia legal.

Optimistas con el cambio

El optimismo este año es mucho mayor que en las tres marchas anteriores, realizadas durante la administración del presidente George W. Bush.

Entre los activistas existe la convicción de que en el nuevo gobierno hay funcionarios en puestos clave que comprenden la complejidad del problema migratorio.

"Con Obama podemos lograr lo que nunca fue posible con Bush", dijo a BBC Mundo Lupe Yarito, del Movimiento Mexica.

Una opinión compartida por el reverendo John Fanestil, de la Fundación para el Cambio: "Con el gobierno anterior todo pasaba por la utilización de la fuerza".

"Nunca entendieron que aquí no hay una solución sencilla. La idea de que construyendo muros y deteniendo migrantes se puede salir del problema es una ilusión", afirmó.

Fanestil, un pastor de la Iglesia Metodista, celebra todos los domingos una sencilla ceremonia religiosa al aire libre junto a la valla divisoria, en la que da la comunión a feligreses a un lado y otro de la frontera.

El factor económico
Para algunos de los que se sumaron a la caravana bajo el sol abrasador del mediodía en el sur de California, ésta no era la primera vez que se subían a sus automóviles para una travesía de miles de kilómetros en la misma cruzada inmigratoria.

Francisco Moreno, presidente del Consejo de Federaciones Mexicanas, es uno de los reincidentes que ahora planea llegar a Washington con el reclamo.

Para él, la incorporación de los cerca de 12 millones de indocumentados a la actualmente maltrecha economía estadounidense tiene en este momento "más sentido que nunca".

"Una vez que estas personas sean legalizadas en este país lo primero que van a hacer es gastar, tomar sus ahorros para ir a comprarse un automóvil nuevo y una casa, algo que ahora no hacen por temor a que se los saquen", aseguró.

Pero muchos analistas sostienen que es justamente el factor económico lo que podría jugar incluso contra las mejores intenciones de Obama.

Con decenas de miles de trabajadores estadounidenses sumándose todos los días a las filas del desempleo -dicen- no es razonable pedirle ahora al presidente que facilite a los inmigrantes su ingreso al mercado laboral.

Más allá del optimismo de los activistas, la realidad que impone la peor crisis económica de los últimos 80 años en Estados Unidos tal vez haga que esta cuarta "Marcha Migrante" no sea la última que les quede por realizar. (BBC Mundo)

martes, 3 de febrero de 2009

Ciencia y Tecnología

La confianza ciega a prueba

Detectives del estado de Connecticut, Estados Unidos, tienen esperanza de que una nueva técnica forense desarrollada en el Reino Unido les ayude a solucionar el caso de un homicidio ocurrido hace once años.

Louis La Fontaine -conocido como Pete- fue asesinado a balazos mientras dormía, en su hogar en Bristol, Connecticut, en 1998.

No había motivos obvios y la única evidencia dejada en la escena del crimen fue un puñado de cartuchos usados.

Los investigadores recurrieron, en vano, a las técnicas que se usan desde hace cerca de un siglo para buscar huellas dactilares.

Un problema es que las huellas se pueden limpiar y borrar. Además, si hay huellas en una bala, con frecuencia se destruyen cuando se le dispara.

Huellas en metales

Ahora los detectives han cruzado el Atlántico para visitar a John Bond, un científico que trabaja para la policía en Northamptonshire, Inglaterra.

Bond desarrolló un nuevo proceso para recuperar huellas digitales en metales.

En el sótano de su casa instaló una máquina que es la única de su tipo en el mundo, con la que busca cambios químicos en el metal que no se hayan deteriorado con el tiempo.

Con ese objetivo, le da a la muestra una carga de 2.500 voltios y después vierte sobre ella abalorios minúsculos, cubiertos de un polvo negro.

Los abalorios se pegan al metal donde la sal en el sudor de los dedos haya causado rastros de corrosión, lo que permite obtener un nuevo tipo de impresión dactilar.

Nuevas tecnologías

Los detectives de Connecticut podrían tener suerte porque los ensayos iniciales han mostrado dos huellas en buen estado en un cartucho.

El Dr. Bond dice que la policía de Estados Unidos parece más dispuesta que otras a adoptar nuevas tecnologías.

Si gracias a su máquina se encuentra al culpable de este caso y se le condena, es muy probable que más investigadores quieran visitar el sótano de su casa. (BBC Mundo)