jueves, 12 de febrero de 2009

Filosofía

¿Cómo mueren los filósofos? (Segunda parte)

Como prometemos, hoy tenemos la segunda parte del comentario del "Libro de los filósofos muertos", de Simon Critchley, por The New York Times, reproducida aquí en nuestro blog. Mañana publicaremos la última parte.

¿Un libro liviano?

A primera vista, este es un libro liviano. Critchley figura como filósofo jefe de la Sociedad Necronáutica Internacional, un grupo de vanguardia cuya página web (necronauts.org) dice que su principio fundamental es la "inautenticidad" y su propósito es la dedicación al estudio de la muerte, un "espacio del que pretendemos hacer un mapa, colonizar y finalmente habitar".

Pero Critchley tiene un lado serio y es el autor de obras doctas como "Infinitely Demanding: Ethics of Commitment, Politics of Resistance", "The Ethics of Deconstruction" y "Ethics-Politics-Subjectivity." Se siente cómodo jugando en los ámbitos de la intencionalidad, la intuición categórica y el concepto fenomenológico del "a priori". "El libro de los filósofos muertos" contiene una bibliografía erudita de 13 páginas.

En la seria opinión de Critchley, la filosofía occidental erradamente ha sido concebida como principalmente procedente de los griegos. No es cierto, dice y señala que sus orígenes están en los árabes, persas, chinos, indios y otros. La filosofía, afirma, ha abandonado su propósito original que es darnos sabiduría y ayudarnos a alcanzar la felicidad. El desarrollo de la filosofía, escribe, ha sido un proceso de "moverse hacia Occidente" o de "moverse hacia lo mejor" ( un juego de palabras entre "westering" y "bestering").

La filosofía ha intentado imitar a la ciencia en su constante búsqueda de la perfección de las ideas y de la verdad absoluta y poco a poco se ha ido abstrayendo de las preocupaciones de la vida cotidiana, dejándonos paralizados por el "terror a la aniquilación". Para calmarnos, dice Critchley, en la actualidad hay miles de sofismas en venta, remedios del "New Age", libros de autoayuda y la "insensata acumulación de dinero y posesiones".

Hasta acá, todo muy cierto. Pero nosotros, amateurs, ¿nos atreveremos a poner en duda el principio organizador de Critchley según el cual podemos encontrar esa sabiduría que nos falta en las muertes de los filósofos? (Por Dinitia Smith - The New York Times)

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